Fue inaugurada el miércoles pasado en Bolívar una planta de engorde porcino que demandó 17,5 millones de dólares, generará más de 230 puestos de trabajo y permitirá producir 96.000 animales al año. El proyecto apunta al mercado interno y a la exportación, con un modelo productivo eficiente y sustentable.

 

 

El proyecto forma parte de una estrategia más amplia orientada a la industrialización del agro argentino y marca el ingreso de una empresa tecnológica al mundo de la producción animal. La iniciativa fue desarrollada por Mirgor Agro, la unidad agroindustrial del Grupo Mirgor, que aporta los campos, la infraestructura y su experiencia en procesos industriales. El trabajo se lleva adelante en alianza con Ingacot Agroindustrial S.A., una firma con fuerte presencia en Bolívar, dueña de varios clusters porcinos que será la responsable de abastecer los lechones que ingresarán a los galpones de engorde. A su vez, EDP Agro S.A., especializada en nutrición animal, tendrá a su cargo la elaboración y provisión del alimento balanceado, ajustado a las distintas etapas de crecimiento de los animales.

 

 

 

Con esta articulación, se conforma un sistema de producción integrado, donde cada socio cumple un rol específico dentro de un circuito cerrado y altamente tecnificado. La planta inaugurada cuenta con 6 galpones de engorde totalmente automatizados, cada uno con capacidad para 3.500 lechones. Cada lote ingresará con 21 días de vida y, tras cinco meses de encierre, alcanzará un peso final de entre 120 y 130 kilos, listos para faena.

 

Una vez que estén en marcha los dos sitios de producción, se alcanzará una capacidad total de 96.000 animales por año, lo que representa más de 11.000 toneladas de carne porcina. La facturación estimada ronda los 10 millones de dólares anuales, con destino inicial al consumo interno, aunque el proyecto contempla la exportación como un objetivo cercano y viable.

 

 

 

“El proyecto refleja cómo trabajamos en Mirgor: con alianzas estratégicas, sumando nuestra experiencia industrial para generar un desarrollo agroindustrial de vanguardia”, afirmó José Luis Alonso, CEO del grupo.

 

La propuesta productiva se basa en un enfoque de eficiencia y sustentabilidad. Las instalaciones incluyen una planta de tratamiento de efluentes para su reutilización como fertilizante natural, prácticas de economía circular y optimización del uso del agua. Además, se aplica la metodología japonesa 5S para la mejora continua en los procesos.

 

 

En cuanto a la infraestructura, cada galpón de 1.000 metros cuadrados está dividido en dos alas y cuenta con controles automáticos de temperatura, humedad y gases. El sistema de alimentación y agua también está automatizado. Existen sectores específicos para animales enfermos, con corrales especiales pintados de rojo y calefacción por pantallas de gas.

 

Las medidas sanitarias son rigurosas: desde el alambrado perimetral se establece una “zona sucia”, mientras que el área interna funciona como “zona limpia”. Los operarios deben ducharse, desinfectarse y cambiarse de ropa antes de ingresar. Se construyeron baños, vestuarios y una zona de lavandería para asegurar los estándares exigidos.

 

“Es un ejemplo concreto de cómo la inversión en tecnología e infraestructura se traduce en desarrollo, empleo y valor agregado para el país”, señaló Agustín Ayerza, gerente ejecutivo de Mirgor Agro.