Con un año cumplido en su nueva sede de Pergamino, Laboratorio Llamas consolidó un salto operativo, triplicó su superficie, amplió servicios, mejoró el lay out, incorporó energía fotovoltaica y reafirmó su calidad con la acreditación ISO 17025, fortaleciendo el diagnóstico porcino.

Para una granja porcina moderna, el diagnóstico se volvió un insumo tan estratégico como la genética o la nutrición. En este escenario, Laboratorio Llamas logró posicionarse con una infraestructura que responde a la creciente demanda de diagnósticos rápidos, precisos y trazables. Su nueva sede en Pergamino, inaugurada hace un año, marcó un antes y un después al triplicar la superficie operativa y reorganizar los flujos de trabajo para agilizar cada etapa del proceso analítico.

El laboratorio no solo aumentó su capacidad, sino que también amplió los servicios de diagnóstico molecular: realizan detección de Circovirus PCV-2 (a, b y d) y PCV-3; paneles multiplex para patógenos como Mycoplasma, App, Lawsonia, Brachyspira, síndrome diarreico y diferencial de poliserositis (Streptococcus suis, Glaesserella; Mycoplasma hyorhinis). Estas herramientas aportan sensibilidad diagnóstica y permiten actuar antes que los problemas sanitarios impacten en la producción. Además, se ofrece análisis de semen (bacteriología, espermatología), control de desinfección, diagnóstico de causa de muerte y causal de aborto, alimentos, efluentes y aguas; entre una paleta de más de 230 análisis ofrecidos.

El control del alimento también se fortaleció con el perfil completo de micotoxinas, una herramienta clave para prevenir caídas en conversión o trastornos digestivos.
A nivel operativo, el laboratorio apostó a la sustentabilidad, el 70% de su energía proviene de fuentes fotovoltaicas, lo que aporta estabilidad, eficiencia y continuidad al servicio.

Todo esto se sostiene en un compromiso central, la calidad. Llamas acreditó su laboratorio bajo la norma IRAM/ISO-IEC 17025:2017, que acredita gestión y excelencia técnica, aportando garantía de trazabilidad, precisión y validez científica de cada diagnóstico. Para el veterinario y el productor, esto significa decisiones más seguras y una herramienta confiable para mejorar la eficiencia de la granja.